
Hay confesiones que se convierten en llagas emocionales, sobre todo cuando te atacan directamente al estómago. Ayer, el otro, el que me había invitado a cenar y me miraba sin vacilar, me sorprendió con un mail de media tarde en el que admitía que, después del último fracaso, se lo pensará muy mucho antes de lanzarse al vacío de las relaciones y que sigue esperando sin desesperar a esa chica especial... que no soy yo. Incluso lo que no es se acaba echando de menos cuando se convierte en un simple no.
Kira
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Kira -
Ainulindalë -